En la actualidad, alrededor de un tercio de la población mundial vive en casas de tierra, un material de construcción disponible en la mayoría de los lugares. Si bien durante mucho tiempo fue desplazada por otro tipo de materiales considerados más “actuales” -pero cuya fabricación requiere de elevada energía incorporada, a la vez que resultan de difícil reciclaje y en ocasiones incluso incorporan elementos tóxicos- la construcción a base de tierra ha comenzado a ganar lugar nuevamente, en gran parte debido a la crisis de los modelos establecidos y su estrecha relación con un ritmo de crecimiento acelerado, la concentración poblacional en las ciudades, la contaminación en sus diversas formas y la consecuente pérdida del derecho a la vivienda digna. Así, uno de los materiales naturales de más antiguo uso, la tierra, resurge como una alternativa sostenible en algunas nuevas corrientes arquitectónicas.
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